Hidden within the highlands of the Upper Cumberland region of Tennessee, Red Boiling Springs is a retromantic and mysterious destination for anyone seeking some Victorian-era nostalgia, delicious wine and perhaps even an encounter with the unexplained.

Looking for an escape from the mundane, Angela and I booked a suite at the Thomas House, one of three bed-and-breakfast style hotels in the small town. Before arriving at our intended destination we first stopped in for a visit at the Red Barn Winery a few miles away. The narrow lane which leads to the quaint vineyard epitomizes the rural Tennessee landscape that many who live in the urbanized areas surrounding Nashville forget exists.

Inside the Red Barn we found a welcoming atmosphere for tasting and a wide selection of wines that are made on site. This isn’t Napa Valley, of course, nor is it trying to be. Tennessee wines have their own unique history and distinct taste. In fact, winemaking in Tennessee was purely a bootlegging industry after prohibition laws were in place and commercial wine production ceased. Not until recent decades have wineries begun to produce native varieties again for commercial sale. After my second time coming to Red Barn, I can confirm that it offers some of the best in Tennessee.

Leaving the picturesque vineyard, we then ventured to our final destination. The history of the Thomas House is interlaced with that of Red Boiling Springs, which began as a resort town during the Victorian era. The location owed its popularity to the belief that the local mineral springs had curative properties and restorative health benefits. Once boasting more than a dozen hotels, dance halls and an amusement park, its popularity continued to roar through the ’20s and ’30s as a getaway for the well-to-do of society. However, the postwar era brought a decline, as transportation to other places became easier with the new interstate system.  Except for a small resurgence in the 1950s, its decay was steady until a flood all but destroyed the town in 1969.

The Thomas House is intriguing to say the least. It is widely known for its suspected supernatural activity, making it a frequent destination for researchers of the paranormal. It was even the location for an investigation which was featured in an episode of A&E’s Paranormal State. The building itself dates to 1890 and exists on the site of a previous hotel. An all-brick structure, it has two floors and countless rooms to explore, mostly decorated in the flamboyant style of the Victorian era. Several rooms are also dedicated to various themes like ‘Gone With the Wind,’ one full of antique Christmas decorations, still another one is full of children’s toys.

We made reservations on a night when they were hosting a group of swing dancers which contributed to the timeless atmosphere of the hotel. After dancing, we sat and talked with the Cole family, who has owned the hotel since 1993. They relayed to us a number of strange encounters with apparitions that appeared to be living people only to disappear from sight. Unfortunately we had no experiences ourselves that could be characterized as paranormal.

This sort of destination isn’t for everyone. If you are too easily freaked out, require five-star accommodations or enjoy the music of Ke$ha and Lil’ Wayne then you probably won’t get the beauty of this place. But the adventurer, the wine connoisseur or the artist will all find something here that captivates and refreshes them, much as it did for those who were looking for an escape more than a century ago.

Vinos y Espiritas
Escondido en las tierras altas de la región de Upper-Cumberland de Tennessee, Red Boiling Springs es un  destino misterioso y retromantico para quienes buscan cierta nostalgia de la época victoriana, delicioso vino y tal vez incluso un encuentro con lo inexplicable.

Buscando un escape de lo mundano, Angela y yo reservamos una habitación en el Thomas House, una de las tres pensiones en la pequeña ciudad. Antes de llegar a nuestro destino paramos primero a hacer una visita a The Red Barn Winery a pocos kilómetros de distancia. El carril estrecho que conduce a la Viña pintoresca personifica el paisaje rural de Tennessee que muchos que viven en las áreas urbanizadas que rodean Nashville olvidan que existe.

Dentro del Red Barn encontramos una atmósfera de bienvenida para la prueba y una amplia selección de vinos que se hacen allí. Esto no es el Valle de Napa por supuesto, tampoco trata de serlo. Los vinos de Tennessee tienen su propia historia única y un sabor distinto. De hecho, el vino  en Tennessee era puramente una industria “negra” después de las leyes de la prohibición, cuando la producción de vino comercial cesó. No antes de que las décadas recientes comienzan algunas bodegas a producir variedades natales otra vez para su venta comercial. Después de mi segunda vez viniendo al “Granero Rojo,” puedo confirmar que ofrece algunos de los mejores en Tennessee.

Dejando el pintoresco viñedo, nos fuimos hacia a nuestro destino final. La historia de Thomas House se entrelaza con la de Red Springs, que comenzó como un balneario durante la época victoriana. La ubicación debe su popularidad a la creencia de que fuentes de agua minerales locales tenían propiedades curativas y beneficios restaurativos. Una vez que cuenta con más de una docena de hoteles, salones de baile y un parque de diversiones, su popularidad siguió avanzando a través de los años 20 y 30 como una escapada para los adinerados de la sociedad. Sin embargo, la posguerra trajo una disminución como transporte a otros lugares llegó a ser más fácil con el nuevo sistema interestatal. Excepto un pequeño resurgimiento en la década de 1950 su decadencia fue constante hasta que una inundación destruyó prácticamente la ciudad en 1969.

El Thomas House es intrigante para decir lo menos. Es ampliamente conocido por su actividad paranormal, hacendándola un destino popular para los investigadores de lo paranormal. Incluso fue el lugar para una investigación que apareció en un episodio de Paranormal State en el A&E. El edificio data de 1890 y existe en el sitio de otro hotel anterior. Una estructura de ladrillos, tiene dos plantas e innumerables cuartos para explorar, sobre todo decorado en el estilo extravagante de la época victoriana. Múltiples salas también están dedicados a temas diversos como ‘Gone with the Wind,’ una de antigua adornos navideños, otra todavía llena de juguetes infantiles.

Hicimos reservas en una noche coincidiendo con un grupo de bailadores de swing que contribuyó a la atmósfera atemporal del hotel. Después de bailar nos sentamos y hablamos con la familia de Cole que ha poseído el hotel desde 1993. Ellos compartieron con nosotros una serie de encuentros extraños con apariciones que parecían estar viviendo personas sólo en para desaparecer de la vista después. Desafortunadamente no tuvimos experiencias nosotros mismos que podrían caracterizarse como paranormal.

Este tipo de destino no es para todo el mundo. Si usted se asusta fácilmente, requieren alojamientos de cinco estrellas o disfrutan de la música de Ke$ha y Lil’ Wayne, usted probablemente no entenderán la belleza de este lugar. Pero el aventurero, el conocedor del vino o el artista encontrarán aquí algo que cautiva y actualiza, tanto como lo hizo para aquellos que buscaban un escape hace más de un siglo atrás.