The sovereignty of the United States was recognized by Great Britain through the Treaty of Paris of 1783. However, some students of deep politics believe the United States never achieved true independence from the U.K. and that the British ruling elite still hold an extraordinary amount of clandestine influence over the United States. The Pilgrims Society is one alleged vehicle for said influence. In honor of Thanksgiving we will take a brief look at this prestigious gathering that has remained largely in the shadows until now.

Founded in 1902, this club was established to foster good relations between the United States and Great Britain. Its official patron is the British Crown and its ranks include a host of British aristocracy and industry leadership. It has also counted as members some of the most prestigious people in United States history including John D. Rockefeller, J.P. Morgan, Andrew Carnegie and others from the highest echelons of society, and absolutely no Indians.

What history forgets is that a faction of the Pilgrims Society was allegedly behind one of the most widely ignored conspiracies in American history, known as The Business Plot. In 1933 U.S. Marine Corps Major General Smedley Butler (pictured above) testified before a congressional committee that he was approached by members and asked to participate in a coup d’état to overthrow the government and install a fascist regime. While it sounds far-fetched, its membership list included several leading bankers and industrialists who were financial beneficiaries of the fascist governments in Italy and Germany prior to World War II. But at the end of the day nobody was prosecuted and some even called it a hoax despite evidence to the contrary.

The Anglo-American establishment isn’t new. I contend that with the exception of that time when they burned the White House, relations have been good. Our “founding fathers” even allowed the Crown to dictate the terms of the treaty heavily in its own favor a full two years after cessation of hostilities in 1791. In it the King retained rights to continue receiving gold, silver and copper from business ventures and the right to collect on all debt. It would seem to me that America didn’t actually negotiate this treaty from a position of victory but instead, England simply changed strategy from a military approach to an economic one and the new Anglo-American aristocracy was born.

Today the list of Pilgrims continues to include some of the most influential people in mass media, heads of financial institutions, global corporations, ambassadors, high-ranking members of the intelligence community along with a long list of British nobility, and still no Indians. Could it be that this group functions as a vehicle through which the British Empire still exerts its influence? An article published by the Institute for the Study of Globalization and Covert Politics makes a strong case for the reality of the group’s ongoing, non-democratic influence on American policy.

My investigation of this organization shows it to be like the other back-door think-tanks (e.g. Bilderberg Group, Council on Foreign Relations, etc.). Since their inception such organizations have sought to control the United States and ultimately bring about a one-world system of government through the manipulation of media and global financial institutions. To demonstrate the historical reality of this fact I’ll end this peek into hidden history with a statement made by President Woodrow Wilson who wrote the following in 1913:
Since I entered politics, I have mainly had men’s opinions confided to me in private. Some of the biggest men in the United States, in the field of commerce and manufacture, are afraid of something. They know that there is a power somewhere so organized, so subtle, so watchful, so interlocked, so complete, so pervasive, that they better not speak above their breath when they speak in condemnation of it.

La sociedad de peregrinos: ¿Controlan en secreto los Estados Unidos?
La soberanía de los Estados Unidos fue reconocida por Gran Bretaña a través del Tratado de París de 1783. Sin embargo, algunos estudiantes de ciencias políticas creen que Estados Unidos nunca alcanzó la verdadera independencia del Reino Unido y que el gobierno británico todavía mantiene una cantidad extraordinaria de influencia clandestina en Estados Unidos. La sociedad de peregrinos es un presunto vehículo para dicha influencia. Echaremos un breve vistazo a este prestigioso grupo que se ha mantenido en gran parte en las sombras hasta ahora.

Fundado en 1902, este club fue creado para fomentar las buenas relaciones entre los Estados Unidos y Gran Bretaña. Su mecenas oficial es la Corona Británica, y sus filas incluyen una serie de aristocracia británica y de liderazgo en la industria. También se ha contado como los miembros algunas de las personas más prestigiosas en la historia de los Estados Unidos incluyendo a John D. Rockefeller, J. P. Morgan, Andrew Carnegie y otras personas de los niveles más altos de la sociedad.

Lo que la historia olvida es que una facción de la sociedad de peregrinos fue supuestamente detrás de una de las conspiraciones más ampliamente ignoradas en la historia estadounidense conocida como “Business Plot”. En 1933 El General Smedley Butler testificó ante un comité del Congreso que él fue abordado por los miembros y les pidió participar en un golpe de estado para derrocar al gobierno e instalar un régimen fascista. Aunque suene exagerado, en su lista de miembros se incluyeron varios de los principales banqueros e industriales que eran beneficiarios financieros de los gobiernos fascistas en Italia y Alemania antes de la II guerra mundial. Pero al final del día nadie fue procesado y algunos incluso lo llamaban un engaño o chiste a pesar de evidencias de lo contrario.

El “establecimiento angloamericano” no es algo nuevo. A excepción de aquel tiempo en el que quemaron la Casa Blanca, las relaciones han estado bien. Nuestros “padres fundadores”,  hasta permitieron que la Corona dictara los términos del tratado, en contra de su propio beneficio, unos dos años después del cese de hostilidades en 1791. En este mismo, el Rey retuvo derechos de seguir recibiendo el oro, la plata y el cobre de compañías y el derecho de reunirse en toda la deuda. Me parece que América realmente no negoció este tratado desde una posición de victoria, pero en cambio, Inglaterra simplemente cambió la estrategia: de un enfoque militar a uno económico, y así nació la nueva aristocracia angloamericana.

Hoy la lista de Peregrinos sigue incluyendo a algunas de las personas más influyentes en los medios de comunicación, jefes de instituciones financieras, corporaciones globales, embajadores, miembros superiores de la comunidad de inteligencia, …  junto con una lista larga de la nobleza británica. ¿Podría ser que este grupo funciona como un vehículo a través del cual el Imperio británico todavía ejerce su influencia? Un artículo publicado por el Instituto del Estudio de Globalización y Política Encubierta hace un argumento de peso a favor de la realidad de la influencia  no democrática que sigue ejerciendo el grupo en la política americana.

Mi investigación de esta organización muestra que es igual los otros grupos clandestinos (ej Grupo Bilderberg, el Consejo en relaciones extranjeras, etc.) Desde sus inicios este tipo de organizaciones ha intentado controlar a los Estados Unidos y en última instancia, lograr un sistema mundial de gobierno a través de la manipulación de los medios de comunicación y las instituciones financieras globales. Para demostrar la realidad histórica de este hecho termino este repaso a la historia oculta con una declaración hecha por el Presidente Woodrow Wilson quien escribió lo siguiente en 1913:
Desde que entré en la política principalmente he tenido opiniones de hombres confiados conmigo en privado.Algunos de los hombres más importantes en Estados Unidos, en el campo del comercio y de fabricación, tienen miedo de algo. Ellos saben que hay un poder tan organizado, tan sutil, tan atenta, tan entrelazados, tan completo, tan generalizada, que mejor no hablan sobre su aliento (en voz alto) cuando hablan en condena de lo otro.