Deep in the Pisgah National Forest of North Carolina there exists a lingering mystery that predates European settlement and continues to defy solid explanation despite much investigation by countless individuals and government agencies. This deep Appalachian mystery known as the Brown Mountain Lights has been the source of much speculation over the years. It has inspired films and even been blamed for mysterious disappearances.
The Brown Mountain Lights are characterized by luminescent spheres which appear on the mountainsides, ridges and valleys of these ancient forests, much like the will o’ the wisps of European folklore that lure travelers astray to an unknown fate. The lights, which can appear as a faint glow or the flame of a lantern, will occur after nightfall on evenings throughout the year and are visible from a number of overlooks within the park. While they appear to pose no threat by most accounts, they have at times been associated with ominous happenings. Local Indian lore has associated these lights with the simultaneous disappearance of individuals and even large groups of people. Many contemporary accounts include people who say they have had encounters with UFOs, missing time, and even abduction by extraterrestrials while in the vicinity. The setting for the 2014 independent film Alien Abduction took place in the area around Brown Mountain. In fact this area has such a reputation for unexplained events that it’s sometimes called the Bermuda Triangle of the Appalachians. The attraction I felt for this place became irresistible. So I scheduled a “business trip.”
After a brief 7-mile hike on the Nantahala portion of the Appalachian Trail (South of the NOC) I packed up the Jeep and made for Pisgah National Forest. I wanted to get a glimpse of the infamous lights for myself and possibly get abducted. Arriving at Pisgah I followed the dirt trail leading up the mountain to Wiseman’s View just before nightfall. Several vehicles were stationed along the trail overlooking Brown Mountain so it was obvious that I wasn’t alone in my curiosity.
Despite my advanced state of preparedness and savage physique I’m nonetheless cautious when approaching strangers in national parks, where the number of people who have disappeared without explanation is significantly on the rise. It’s another of the troubling mysteries that author David Paulides writes about in his book Missing 411: North America and Beyond. So taking care to avoid looking like a creeper, I approached a young couple who were natives of the area and regular observers of the lights. I asked questions and they shared with me some of the popular speculation which includes everything from ancient Earth spirits to subterranean gas combustion, geomagnetic forces and witches.
As darkness came I climbed on top of the Jeep with my night vision equipment and a very good bottle of merlot from the nearby Linville Falls Winery. I waited several hours and would have fallen asleep if not for the frigid breeze. Just before midnight is when they came. I couldn’t believe it. Peering through my scope I began to see what appeared to be a series of glowing orbs flickering in the dense forest canopy. The silent objects rose vertically and then extinguished at slow unpredictable intervals before reaching the mountain horizon. For several moments I was overawed by the deepest sense that what my eyes were witnessing was something primordial. Then the lights ceased. They disappeared. No aliens abducted me, and after two solo adventures to this area I don’t believe the extraterrestrials are directly involved with the cause of the phenomenon. As with so many enigmas it remains unsolved. So if you seek an encounter with the unknown this is one that is quite accessible, and with the beauty of North Carolina as the backdrop for your expedition, why not explore it for yourself?
Semper Explorandum
Las Luces de Montaña Marrón: un misterio de los Apalaches
Aislado en el Bosque Nacional de Pisgah en Carolina del Norte existe un misterio persistente que precede el establecimiento europeo y sigue desafiando la explicación a pesar de mucha investigación por individuos innumerables y agencias estatales. Este misterio de los Apalaches conocido como las Luces de la Montaña Marrón (Brown Mountain Lights) ha sido la fuente de mucha especulación durante los años. Ha inspirado películas y hasta se ha culpado de desapariciones misteriosas.
Las luces de Monte Brown se caracterizan por esferas luminosas que aparecen en las laderas, crestas y valles de estos bosques antiguos como los Will O’ the Wisp del folclore europeo que atraen a perdición los viajeros a un destino desconocido. Las luces que pueden aparecer como un suave resplandor o el fuego de una linterna se producirán después del anochecer en las noches durante todo el año y son visibles desde varios miradores dentro del parque. Mientras que aparecen que no representan una amenaza por la mayoría de las cuentas, a veces han sido asociados con acontecimientos ominosos. Historias indígenas ha asociado estas luces con la desaparición simultánea de individuos y hasta grupos grandes. Muchas cuentas contemporáneas incluyen personas que dicen que han tenido encuentros con ovnis, tiempo perdido y hasta secuestración por extraterrestres. El escenario para la película independiente de 2014 Alien Abduction tuvo lugar ahí. De hecho, esta zona tiene tal reputación para eventos inexplicables que a veces se llama “el triángulo de las Bermudas de los Apalaches.” Para mi la atracción que sentí por este lugar fue irresistible. Así que yo programé un “viaje de negocios” para investigar.
Después de una excursión breve de 7 millas en El Rastro de los Apalaches (Appalachian Trail) en el Bosque Nantahala, echo mi equipo en el Jeep e fui al Bosque Nacional de Pisgah. Quise tener una vislumbre de las luces infames y posiblemente estar secuestrado por extraterrestres. Llegando a Pisgah seguí el rastro primitivo que llega a la encima de la montaña y a la Vista de Wiseman antes del anochecer. Varios vehículos se colocaron a lado del camino que pasa por alto de la Montaña Marrón y fue obvio que no estuve solo en mi curiosidad.
A pesar de mi estado avanzado de preparación y físico salvaje es prudente tener cuidado al acercarse a los extraños en parques nacionales porque el número de personas que han desaparecido sin explicación va en aumento significativamente. Es un misterio inquietante que describe el autor David Paulides en su libro Perdido 411: América del norte y más allá. Teniendo cuidado de no aparecer un desviado sexual me acerqué a una pareja que es nativa de la zona y observador regular de las luces. Hice varias preguntas. Compartieron conmigo toda la especulación popular que incluye antiguos espíritus de la tierra, la combustión del gas subterráneo, fuerzas geomagnéticas, brujas y por supuesto los extraterrestres.
Cuando llegó la oscuridad sube el techo del Jeep con mi equipo de visión nocturna y una rica botella de merlot de la La Bodega de Linville que está cerca. Esperaba unas horas y habría caído dormida si no fuera por el veinte frío. Justo antes de medianoche es cuando llegaron. No me lo podía creer. Mirando a través de mi telescopio yo comencé a ver lo que parecía una serie de brillantes orbes en el techo del bosque denso. Los objetos silenciosos levantaron verticalmente y luego extinguieron a intervalos impredecibles antes de alcanzar el horizonte de la sierra. Por varios momentos yo estaba intimidado por el sentido más profundo de lo que mis ojos estaban presenciando era algo primordial. Luego cesaron las luces. Desaparecieron. Después de todo no me secuestraron los extraterrestres y haber lanzado varias investigaciones a esta área no creo que los extraterrestres están directamente involucrados con la causa del fenómeno. Como tantos enigmas este caso permanece aún sin resolver. Si buscas un encuentro con lo desconocido es uno que es bastante accesible, y con la belleza natural de Carolina del Norte como escena para su expedición, ¿por qué no explorar por ti mismo?
Semper Explorandum